martes, 28 de febrero de 2012

LA RELACIÓN ENTRE LOS PIES Y EL PLEXO SOLAR


El Maestro Dwhal Kool decia que Jesus lavó los pies a los discipulos para “abrir su comprensión espiritual”
LA RELACIÓN ENTRE LOS PIES Y EL PLEXO SOLAR-/ EXCELENTES CONSEJOS A SEGUIR…..
El sistema simpático está compuesto por varios centros escalonados en la columna vertebral, desde el cerebro hasta la base de la médula espinal, y una parte periférica , constituida por nervios y ganglios, comunicados entre sí por redes de filamentos nerviosos llamados PLEXOS. El plexo solar, situado a nivel del estómago, es uno de ellos.
Se creía que el sistema simpático (el sistema nervioso simpático es parte del sistema nervioso autónomo )no tenía relación con el cerebro, sino con funciones de otros órganos. Hoy se sabe que ambos guardan una relación muy estrecha. El cerebro no puede actuar directamente sobre los órganos…lo hace a través del sistema simpático. Los iniciados trabajan para hacer consciente en ellos la conexión entre el plexo solar y el cerebro, pues una vez que esa relación se hace consciente…todo se les facilita.
En otra ocasión hablaremos de la relación entre cada par de ganglios y las virtudes a las que están relacionados. Hoy nos enfocaremos en la relación entre el plexo solar y los pies.
Mucho se ha hablado del gesto de humildad de Jesús al lavar los pies a sus discípulos, mas no se ha tenido en cuenta la enseñanza esotérica más profunda…que implica que él lavaba sus pies para despertar en ellos las fuerzas de sanación del Plexo Solar.
Seguro muchos habrán notado esta relación…cuando tenemos muy fríos los pies, sentimos una contracción en el plexo solar…y si comemos en ese momento, no la digerimos bien la comida
El plexo solar es un centro muy importante para nosotros…es el asiento del sexto sentido, con el cual percibimos por encima de la mente, sensaciones supramentales. Tenemos que evitar todo lo que lo contraiga, porque ello lleva a la contracción de los vasos sanguíneos y de otros canales del cuerpo…y cuando nuestros líquidos circulan mal, a la larga tendremos trastornos de salud. Lo que más perturba al plexo solar y a los órganos internos, hígado, riñones, estómago, etc…es el miedo, la ira, las preocupaciones, la duda. Los pensamientos y sentimientos caóticos destruyen la armonía del plexo solar…y como éste es el depósito de nuestras energías, nos desmagnetizamos.

Cuando eso nos ocurra…
-busquemos un gran árbol,
-ponemos nuestra espalda sobre su tronco…
-poniendo nuestra mano izquierda sobre la espalda, con la palma apoyada contra el tronco, al mismo tiempo que ponemos la mano derecha sobre nuestro plexo solar para recargarlo…
-pidiendo al árbol permiso para usar sus energías y agradeciendo después de unos diez a veinte minutos.
También fortalecemos el plexo solar escuchando el agua de una cascada, un río de montaña o manantial. También podemos sumergir las manos en agua…mas….

EL MÉTODO MÁS PODEROSO ES SUMERGIR LOS PIES EN AGUA CALIENTE. Preparamos el agua, sumergimos los pies y nos los lavamos con las manos, con atención, para reforzar el plexo solar…es un método que transforma nuestro ánimo, energía y estado de conciencia.
Si alguna vez tienen dificultad para meditar…tomen un baño de pies y verán cómo se facilita la concentración. No es necesario hacerlo muy largo. Consideren que las células de nuestros pies también son seres vivos que para hacer su evolución, están en la parte más baja y sufrida del cuerpo, màs necesitan ser tratados con amor para ascender. Todas las células siguen una evolución…y cuando se enferman, lo hacen por nuestros pensamientos y sentimientos…así que tenemos que reconocerlas y amarlas.
Nunca olvidemos que con los pies estamos conectados a la Tierra, a las corrientes telúricas…los pies son como antenas y para que las energías asciendan por ellos de forma adecuada es bueno lavarse los pies todas las noches, independientemente de la ducha….lo que también fortalecerá nuestro plexo solar y dormiremos mejor, emocionalmente descargados.
¿Comprenden ahora el gesto de Jesús y sus palabras “Cuando uno ya está limpio…solo necesita lavarse los pies para estar enteramente puro”?…
Reflexionen sobre esto y la relación entre sus pies y el plexo solar…y trabajen espiritualmente sobre ello, comenzando por el lavado a conciencia de sus pies y acudir a la energía de los hermanos del reino vegetal, cuando alguna emoción fuerte desvitalice el plexo solar, contrayéndolo.
EN UNIÓN Y AMOR…TRABAJEMOS UNIDOS PARA SANARNOS JUNTOS Y RE-DESCUBRIR EL CONOCIMIENTO DE LOS GRANDES MAESTROS!!!
LAURA V CARVAJAL.
www.angelesamor.org
♥♥ “Con el Poder del Yo Soy el que Yo Soy Y mí Intención más Pura YO Decreto Aquí Y Ahora hago reinar permanentemente el Amor, la Paz y la Alegría en mí y alrededor de mí, para mi más alto beneficio, el más alto beneficio de TODOS, de la Madre Tierra y el Universo Entero, Así Es” ♥♥♥

martes, 21 de febrero de 2012

Samarcanda - Amin Maalouf


Extracto de Samarcanda, obra del escritor Libanés Amin Maalouf.


—Únicamente un hombre en paz con su Creador podría conciliar el sueño en un lugar de
culto.
A pesar de la mueca dubitativa de Abu Taher, Omar se excita e insiste:
—No soy de aquellos cuya fe sólo es terror al juicio, cuya oración sólo es prosternación.
¿Mi forma de rezar? Contemplo una rosa, cuento las estrellas, me deslumbra la belleza de la
creación, la perfección de su orden, el hombre, la obra más bella del Creador, su cerebro
sediento de sabiduría, su corazón sediento de amor, sus sentidos, todos sus sentidos,
despiertos o satisfechos.
Con los ojos pensativos, el cadí se levanta, va a sentarse al lado de Jayyám y apoya
sobre su hombro una mano paternal. Los guardias intercambian miradas de asombro.
—Escucha, joven amigo, el Altísimo te ha dado lo más valioso que un hijo de Adán puede
obtener, la inteligencia, el arte de la palabra, la salud, la belleza, el deseo de saber, de gozar
de la existencia, la admiración de los hombres y, lo sospecho, los suspiros de las mujeres.
Espero que no te haya privado de la prudencia, la prudencia del silencio, sin la cual nada de
todo eso puede apreciarse ni conservarse.
—¿Tendré que esperar a ser viejo para expresar lo que pienso?
—El día en que puedas expresar todo lo que piensas, los descendientes de tus
descendientes habrán tenido tiempo de envejecer. Estamos en la edad del secreto y del miedo, debes tener dos caras y mostrar una de ellas a la multitud y la otra a ti mismo y a tu Creador.
Si quieres conservar tus ojos, tus oídos y tu lengua, olvida que tienes ojos, oídos y lengua.
El cadí se calla, su silencio es hosco. No es de esos silencios que llaman a las palabras
del otro, sino de los que retumban y llenan el espacio. Omar espera con la mirada baja,
dejando escoger al cadí entre las palabras que se atropellan en su mente.
Pero Abu Taher respira profundamente y da a sus hombres una orden tajante. Se alejan.
En cuanto cierran la puerta se dirige hacia un rincón del divan, levanta un paño del tapiz y
luego la tapa de un cofre de madera damasquinada. Saca de él un libro que ofrece a Omar con un gesto ceremonioso, verdad es que suavizado por una sonrisa protectora.
Ahora bien, ese libro es el mismo que yo, Benjamín O. Lesage, iba un día a sostener en
mis propias manos. Supongo que al tacto fue siempre igual. Un grueso, áspero, repujado con
dibujos en forma de semicírculo, bordes de las hojas irregulares, mellados. Pero cuando
Jayyám lo abre, en esa inolvidable noche de verano, sólo contempla doscientas cincuenta y
seis páginas en blanco, sin poemas aún, ni pinturas, ni comentarios en el margen, ni
iluminaciones.


Para ocultar su emoción, Abu Taher adopta un tono de charlatán.
—Es kagez chino, el mejor papel que se ha obtenido jamás en los talleres de
Samarcanda. Un judío del barrio de Maturid lo fabricó para mí según una antigua receta
enteramente a base de morera blanca. Tócalo, es de la misma savia que la seda.
Se aclara la garganta antes de explayarse:
—Yo tenía un hermano diez años mayor que yo; tenía tu edad cuando murió,
descuartizado, en la ciudad de Balj, por haber compuesto un poema que desagradó al
soberano del momento. Se le acusó de incubar una herejía, no sé si sería verdad, pero yo le
reprocho que se jugara la vida por un poema, un miserable poema apenas más largo que una
cuarteta.
Se le rompe la voz, que de nuevo se alza ahogada:
—Guarda ese libro. Cada vez que un verso tome forma en tu mente y se acerque a tus
labios intentando salir, reprímelo sin consideraciones, pero escríbelo en estas hojas que
permanecerán en secreto. Y mientras escribas piensa en Abu Taher.
¿Sabía el cadí que con ese gesto, con esas palabras, daba origen a uno de los secretos
mejor guardados de la historia de las letras? ¿Que pasarían ocho siglos antes de que el mundo descubriera la sublime poesía de Omar Jayyám, antes de que sus Ruba'iyyat fueran veneradas como una de las obras más originales de todos los tiempos, antes de que fuera al fin conocido el extraño destino del manuscrito de Samarcanda?