Hace 3 días se cumplieron 6 meses desde que ocurrió el terremoto en mi país, durante todo este tiempo he conversado con mucha gente y he escuchado distintas historias, de cómo vivió cada uno el terremoto. Una de mis colegas de Concepción -Paulina- me contó su experiencia. Ella vive con su familia en Talcahuano a una cuadra de la Plaza de Armas en un edificio de 6 pisos, habían llegado recién de una comida con su marido cuando empezó el horror, ellos viven en el 5º piso y tuvieron que pasar todo dentro de su departamento porque no pudieron abrir la puerta de calle, cuando el terremoto se detuvo, salieron del edificio y se juntaron de a poco con sus vecinos, de pronto su marido le dijo que los vecinos del 6º piso no estaban en ninguna parte y subieron los dos a ver qué pasaba, cuando llegaron arriba no había nadie, al parecer no habían llegado a dormir esa noche, entonces los dos miraron por la ventana hacia el mar y se dieron cuenta que "no había mar" todo se veía negro, pura arena negra y los barcos estaban todos ladeados, metros y metros de pura arena donde antes estaba el mar, se dieron cuenta de lo que iba a ocurrir y bajaron despavoridos gritando que vendría un tsunami, arrancaron en dirección contraria sin poder ver si todos los vecinos venían con ellos, sin saber si todos habían escuchado y estaban a salvo. Pasaron las horas y cuando sintieron que era seguro volver, comenzaron a caminar hacia sus casas, ya de día y viendo a su alrededor el desastre. Al llegar a su edificio, alguien recordó a una vecina de unos 35 años que vivía sola con sus dos hijos de 5 y 7 años en una casa frente a ellos, los hombres del barrio corrieron a ver, al llegar encontraron la casa destruida, en el suelo, llena de arena y palos y agua, como pudieron removieron los escombros y de pronto la encontraron, ahí yacía muerta, aplastada por una pared sobre sus dos hijos pequeños también muertos.
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